En muchos hombres, la impotencia se puede tratar sin fármacos
Un estudio reciente recuerda a los hombres con disfunción eréctil que hay ayuda disponible que no requiere una receta: la dieta, el ejercicio y otros cambios en el estilo de vida.
Perder peso, comer mejor, hacerse más activo, beber menos alcohol y dormir mejor: todas estas medidas pueden ayudar a revertir los problemas que contribuyen a la impotencia, según un nuevo estudio que aparece en una edición reciente de la revista Journal of Sexual Medicine.
La disfunción eréctil y el deseo sexual bajo con frecuencia se vinculan con el desarrollo de las enfermedades cardiacas. Los investigadores descubrieron que una gran parte de los hombres pudieron vencer la disfunción eréctil con cambios saludables para el corazón, sin necesitar de ayuda farmacéutica.
Además, enfocarse en el cambio de estilo de vida ayuda a asegurar una vida más sana y larga en general, añadieron los investigadores.
Aunque uno de los factores más importantes que contribuye a la impotencia es la edad en aumento, otros factores parecen tener un rol incluso mayor en el desarrollo del problema, explicó el autor líder del estudio, el Dr. Gary Wittert. Además, debido a que una cantidad significativa de hombres mantienen la función eréctil hasta una edad avanzada, es poco probable que el envejecimiento en sí mismo sea la causa de la disfunción sexual, apuntó.
De hecho, la impotencia parece relacionarse típicamente con un estilo de vida malsano.
"Siempre vale la pena reducir la obesidad, mejorar la nutrición y hacer más ejercicio, en primer lugar porque la salud y el bienestar mejora, y el riesgo cardiovascular general y el riesgo de diabetes se reducirán", aseguró Wittert, profesor y director del Centro de Salud de los Hombres de la Freemasons Foundation de la Universidad de Adelaida, en Australia.
¿Cuál es la conexión entre la impotencia y la salud del corazón? "Una erección es un evento hidráulico que depende de la dilatación de los vasos sanguíneos que llevan sangre al pene", explicó Wittert. "Esos vasos sanguíneos son similares a los que suplen sangre al músculo cardiaco".
Aunque otros problemas, como el daño en los nervios y las anomalías hormonales, también pueden conducir a la disfunción eréctil, que los vasos sanguíneos no se dilaten de forma adecuada es una de las causas más comunes, dijo Wittert. "Esta es una anomalía precoz en el camino hacia una enfermedad cardiaca más grave".
Para el estudio, se recolectaron datos de más de 800 hombres australianos seleccionados al azar, de 35 a 80 años de edad al inicio del estudio, con un seguimiento cinco años más tarde. El deseo sexual se evaluó usando un cuestionario estándar que abordaba el interés en participar en una actividad sexual con otra persona, el interés en participar en una actividad sexual solo, y la falta de interés en la intimidad sexual.
La disfunción eréctil también se evaluó mediante un sistema estándar de puntuación. Los investigadores tomaron en cuenta factores como la estatura, el peso, la presión arterial, la fuerza de agarre de la mano, la cantidad de grasa corporal, la edad, la educación, el estado civil, la profesión y el tabaquismo. También se evaluaron la depresión, la probabilidad de apnea obstructiva del sueño, el uso de fármacos, la dieta y el consumo de alcohol, así como la actividad física, además de los niveles de glucosa, triglicéridos (una grasa sanguínea malsana) y colesterol.
Las personas cuyos hábitos de salud y estilo de vida mejoraron durante el periodo del estudio tendían a experimentar una mejora en la función sexual, reportó el equipo de Wittert. Y también sucedió lo contrario: aquellos cuyos hábitos de salud y estilo de vida se deterioraron durante los cinco años eran más propensos a experimentar impotencia.
Un experto dijo que el estudio tiene unas lecciones valiosas para los hombres que se preocupan sobre su salud sexual.
"A medida que envejecemos, hay algunas cosas naturales que simplemente no podemos cambiar. El mensaje de este estudio es: no busque una receta, haga ejercicio. Deshágase de la grasa. Afronte la depresión", aconsejó el Dr. David Samadi, presidente del departamento de urología del Hospital Lenox Hill, en Nueva York.
Samadi, que no participó en la investigación, advirtió que una receta no es tan buena como un cambio fundamental en el estilo de vida. "A largo plazo, los medicamentos no son la respuesta a menos que se atienda la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes", dijo. "Los medicamentos funcionan bien para los que no pueden realizar los cambios necesarios, pero los fármacos no deben ser la primera línea de tratamiento".
Pero Wittert, el investigador, no se opone al uso de fármacos para tratar la disfunción eréctil. Pero intenta animar a los hombres a afrontar los problemas de estilo de vida al mismo tiempo. Recomienda utilizar fármacos para resolver el problema inicialmente, y entonces comenzar a modificar el estilo de vida y los factores de riesgo. Vivir de forma más saludable puede hacer que los fármacos contra la impotencia sean más efectivos, o hacerlos menos necesario, y un mejor estilo de vida también tiende a aumentar el deseo sexual, planteó Wittert.
Ambos expertos se muestran de acuerdo en que la disfunción sexual y el deseo sexual bajo tienen muchas causas indirectas. La mejor opción es prevenir o tratar la enfermedad subyacente, señalaron.